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Es sumamente común escuchar y leer que la tecnología ha revolucionado nuestra forma de ver y entender el mundo, nuestra forma de pensar, de comunicarnos y hasta de aprender.   También es común el discurso que sostiene que la tecnología resolverá los problemas educativos o, por el contrario, que nos enfrentará a nuevos y numerosos problemas a quienes dedicamos parte de nuestro tiempo a la enseñanza (en cualquiera de los niveles del sistema educativo mexicano).

 

La tecnología nos ofrece una ventana para mirar y apoyar a la educación, por lo que en base a las tendencias de la Administración del Conocimiento, concentro en estas páginas web, información de soporte que considero de valía, para que tú le des la aplicación que requieras y generes un valor agregado.


Si bien no es posible transformar el rumbo de la educación de la noche a la mañana, si es tiempo de pensarlo y redefinirlo.

 

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En agosto de 2020 se tuvo la siguiente reflexión, vigente al día de hoy:

Para los Profesores de las Instituciones de Educación Superior (IES), la experiencia de los pasados cuatro meses, sin la presencia física de estudiantes, por no tener la posibilidad de impartir clases presenciales en los salones de clase, no ha sido fácil, con la conclusión, en particular donde se enseña Ingeniería Civil, de que hay muchas actividades que no pueden ser suplantadas, ni realizables a distancia, como son las prácticas de laboratorio, las visitas a instalaciones en operación o a proyectos en proceso de construcción, y la obtención de datos de campo para desarrollar Estudios de Caso, sobre todo en las asignaturas de Ingeniería Aplicada, donde se debe de enseñar el Estado del Arte de las cosas.   Varios de los Estudiantes no pudieron comunicarse con los Profesores, por no tener las facilidades de acceso a internet, ni contar con software y hardware apropiado en sus domicilios para ello.   El papel de guía y asesor, por parte del Profesor, no se pudo cumplir cabalmente, sin culpa ni desgano por ninguno de los dos actores, sino debido a la falta de coincidencia presencial en el campus de estudio.

 

Ante esta realidad, se ha decidido continuar con "clases a distancia", y el panorama es de total improvisación, aún con todo el entusiasmo por parte de los Profesores y Estudiantes, y de la actitud emergente de las autoridades educativas.

 

No parece suficiente el esfuerzo de las IES para normalizar las actividades académicas y hacerlo con el apoyo de tecnología (videoconferencias), implica cumplir un compromiso político y posponer la función de una escuela como medio insustituible de socialización para los jóvenes y de reflexión, intercambio de ideas, aprendizaje de experiencias y dominio de un conocimiento, como corresponde a la educación superior.

 

En enero de 2021 se complementa la reflexión con:

Se hace previsible que México podría tener, por la pandemia, una generación de miles con una formación mediocre (odontólogos, médicos, biólogos, ingenieros, etc., sin haber tenido un año de clínicas, prácticas o contacto con el Estado del Arte de lo que será su Profesión) o que otros miles pierdan su futuro por haber abandonado la escuela que los forma para alcanzar mejores oportunidades en la vida.

 

El reto que plantea la pandemia en materia de educación no sólo es la continuidad del sistema, es además la calidad de los contenidos de las clases a distancia y la recuperación, en el menor plazo posible, de la función socializadora de la escuela.   Hacerlo solo con el entusiasmo y dedicación de los Profesores, quienes invierten ahora el triple de tiempo para preparar "clases a distancia", no es suficiente; en materia educativa esta pandemia nos ha puesto contra la pared y es sencillamente imposible hacer algo diferente dejando toda la responsabilidad a los Profesores o flexibilizando la exigencia académica para que un Estudiante "sienta" que avanza en acreditar asignaturas o, como algunos lo piensan, "para que se mantengan ocupados los jóvenes".

 

Un desastre puede venir para México y sus jóvenes, y a largo plazo para todos (dependencia técnica y profesional).   Y ni siquiera tuvimos que enfermarnos.

 

Adicional a lo anterior, los estudios de Posgrado requieren decisiones 100% académicas y no, que por ocurrencia administrativa, se sigan impartiendo cursos a distancia; por ejemplo, una Especialidad tiene una duración de un año de estudios, por lo que tendremos una generación que curso su Especialidad sin tener clases presenciales, ni prácticas, ni visitas, ni estudios de campo, ni contacto con el Estado del Arte, sobre todo porque la mayoría de los cursos son de conocimiento aplicado y profesionalizante, pero de acuerdo a la instrucción administrativa puede cursar todas sus asignaturas y se podrá graduar.   Ahora, más que nunca, se nota y sobresale como el criterio y decisión de quien administra a la educación prevalece sobre lo académico, que debiera de ser lo medular.

 

Editorial del Periódico El Universal del 24/marzo/2021:   Covid: golpe a la educación

Medir el impacto que la pandemia de Covid-19 ha dejado en varios de los ámbitos de la sociedad es un reto que aún puede estar lejos de conseguirse, dado que la contingencia sigue en progreso y hay varios asuntos en los que sus consecuencias tardarán tal vez años en reflejarse y cuantificarse con precisión, no obstante el INEGI dio a conocer un informe en el que da un primer esbozo que puede servir para determinar la gravedad que el cambio de hábitos y el contexto socioeconómico tendrán para la educación juvenil.

Según el estudio, 8.8 millones de alumnos registrados en el ciclo 2019-2020 están ausentes en el periodo actual, lo que habla de un nivel de deserción más que preocupante y al cual hay varias situaciones que podrían explicarlo.

Como era de suponerse, la mayor deserción se dio entre los alumnos de escuelas públicas en el ciclo 2020-2021, en comparación con miembros de instituciones privadas que ya no continuaron, seguramente porque sus familias tuvieron que cambiar de estilo de vida al verse golpeadas de algún modo por la crisis económica.

Adquirir equipo adicional, así como invertir recursos en servicios de los que anteriormente no se disponía o hasta para acondicionar espacios especiales dentro de los hogares, fueron gastos extraordinarios para los que algunas familias no estuvieron preparadas o que la pérdida del empleo de alguno de sus miembros de sostén no les permitió sortear, con el consiguiente abandono de los estudios para los integrantes en edad escolar.

Asimismo, la necesidad de trabajar o la carencia de recursos -indispensable para poder seguir los cursos a distancia- explican la alta deserción registrada en el ciclo, aunque también se suma el descrédito que alumnos y padres de familia dan a las clases virtuales, a las que muchos califican como poco funcionales.

Educación y una población mejor preparada intelectualmente es una de las cosas que más se necesita en estos momentos para poder salir de la crisis que ya se venía consolidando desde 2019 y que la pandemia de Covid-19 vino a agravar aún más.   Pero sucede que la situación está yendo en sentido contrario, con gran cantidad de estudiantes desertando de las escuelas, y de parte de las autoridades educativas ni se impulsa la educación ni se hace nada por evitar la deserción.  Es un fenómeno que se está dejando de lado por atender la situación sanitaria de la población, pero que sin duda no hay que dejar en el descuido porque ya está pasando la factura al futuro del País.

 

Curioso, pero esta Editorial ratifica lo que, desde agosto de 2020, los Profesores en la FIUNAM hemos venido comentando.

 

El 2020 es considerado por muchos especialistas como el año de la Tecnología Educativa.

Derivado de la crisis sanitaria mundial, las Instituciones de Educación se vieron obligadas a cerrar sus instalaciones y a continuar su proceso de enseñanza a través del aprendizaje remoto e internet.

Tras el confinamiento social, estas soluciones digitales se han convertido en una opción confiable para la impartición de clases a distancia hasta que se pueda dar el regreso escalonado a clases presenciales.   Gracias a las plataformas tecnológicas que han sido implementadas, se está permitiendo a las escuelas y universidades transitar hacia la estabilidad en sus procesos.   Debido a esto, en el 2021 la tecnología se consolidó como herramienta obligada de la educación.   Durante todo este proceso, según Guy Nae, responsable de Sector Público de Google Cloud para Hispanoamérica, "las reglas del juego cambiaron".   Para atender las nuevas necesidades, la firma tecnológica ha propuesto la creación de nuevas herramientas que, con la ayuda de Inteligencia Artificial, funcionarán como asistentes de educación, para ayudar a los millones de estudiantes en su regreso a clases.

"La realidad es que no puedes detener la educación ni la economía.   Lo que buscamos como empresa es apoyar a las instituciones a desarrollar soluciones en la parte de la educación, que permitan conectar a los estudiantes, instituciones y docentes", dijo Guy Nae.

Durante el confinamiento social, Google puso a disposición de escuelas y universidades sus herramientas, muchas veces sin costo, para responder a la demanda de Profesores y Estudiantes, quienes se enfrentaron súbitamente a la enseñanza on line.

Noe agregó que la empresa que representa no solo mantiene su apuesta por la educación, sino que además sigue ampliando su oferta con nuevos desarrollos y aplicaciones.   "Los docentes están viendo a la tecnología con otra mirada.   El discurso, en términos de la necesidad y el aprovechamiento que se puede tener de la tecnología en la educación, se adelantó muchos años.   Eso hace que fluya mucho mejor el seguimiento de todas las clases.

durante la pandemia, Google for Education brindó soluciones a la educación en línea a alrededor de 37 millones de maestros y estudiantes activos mensualmente en América Latina.  "A la SEP le dio mucha confianza toda esa experiencia y firmamos un Convenio hace más de un año.   Así, más de 21 millones de cuentas se crearon para que los alumnos pudieran tener acceso al ecosistema de productividad y colaboración que tenemos en nuestra plataforma Google Workspace", detalló Alejandro Almazán, responsable de Educación en Google para América Latina.

El directivo destacó que solamente en nuestro País se crearon 32 dominios en la plataforma de Google.   En ese contexto, la cuenta del Estado de México destaca pues, incluso, es una de las más utilizada en el mundo.   "Nos llena de mucho orgullo saber que tiene alcances internacionales en términos de aprovechamiento".

Recientemente, la apuesta de Google por el uso de su ecosistema de herramientas digitales para fines educativos, lo ha llevado a anunciar 50 nuevas funciones para el sector de la educación que se sumaron en 2021 a servicios como Meet, Workspace y Classroom.   Respecto a su aplicación Google Classroom, los representantes de Google explicaron que esta plataforma cuenta con 150 millones de usuarios, 40 millones más que el año pasado.

 

De este modo, la tecnología en este regreso a clases presenciales será una parte integral de la estrategia de las instituciones académicas para fortalecer el proceso enseñanza.   Tan solo en la UNAM, la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (CUAED), ya es, a partir del 30 de junio de 2021, Coordinación de Universidad Abierta, Innovación Educativa y Educación a Distancia (CUAIEED).

 

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Por otra parte, nunca hay que olvidar, en ningún análisis o planteamiento, el contexto de las generaciones que participan (Cada Generación un Mundo):   ¿Cómo es cada grupo generacional?

 

Tradicional (1914-1950):   Pragmáticos y materialistas.

Vivieron las dos guerras mundiales del siglo XX.

Acostumbrados al ejercicio de la autoridad y las jerarquías.

 

Baby Boomers (1950-1964):   Disciplina, orden y respeto a los demás.

Buscan estabilidad, poder y prolongar su vida laboral.

La mayoría es receptiva a los valores democráticos.

Cuestionan la jerarquía y han redefinido el concepto de vejez.

 

Generación X (1965-1984):   Cuestionan el futuro y el espíritu emprendedor.

Tienen mucha incertidumbre laboral, económica y social.

Están más preparados académicamente que los baby boomers.

Han vivido la globalización y la evolución de la tecnología.

 

Millenials (1984-1994):   Consumistas, optimistas, cooperativos y tolerantes.

Dedican tiempo y recursos a su educación; dominan idiomas y tecnología.

Sobreprotegidos por sus padres y no saben a donde se dirigen.

Han vivido en comodidad y educados en la incertidumbre.

 

Generación Z (1995-actualidad):   Rasgos consumistas, optimistas y de alta autoestima, a veces sobreexagerada.

Nativos digitales, no conocen la vida sin internet.

Maximizan las redes sociales para ayudar.

Pueden realizar múltiples tareas al mismo tiempo.

Son más abiertos a la diversidad y más adaptables.

Mejor equilibrio entre los objetivos del trabajo y sus metas personales.

Rechazan la forma tradicional del trabajo; investigan para informarse.

No viven para trabajar.   Presionarán a las empresas para balancear su vida laboral y personal.

Se preocupan por problemas del mundo moderno (pobreza, cambio climático, sustentabilidad, etc.).

 

 

Atte.

Oscar E. Martínez Jurado

 

Foto UNAM Nación